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lunes, 4 de enero de 2010

Disfruta de tu corta pero intensa felicidad.

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Nunca nos paramos a pensar, o a disfrutar, en todos los momentos de nuestra existencia, y por ello... nos lamentamos demasiado tarde de no haberlos aprovechado lo suficiente.
Realmente apreciamos dichos momentos cuando sabemos que no durarán lo que no gustaría. Nada es eterno... por dicha razón, la felicidad, NO es eterna.
Mi historia, me hace reflexionar sobre dichas cosas, sobre vivencias, recuerdos, felicidad, y sobretodo, DISTANCIA...
Estoy enamorada de una persona increíble, capaz de hacerme volar cuando sólamente sé caer, capaz de hacerme sonreír cuando mi alma está rota.
Vivimos lejos... MUY LEJOS. No disfrutamos de tantos momentos como las parejas normales, que se ven todos los días. Ambos sufrimos, la distancia nos condena a estar pensando constantemente en el otro, si está bien, si respira, si es feliz... Vivimos sufriendo dicha lejanía, el no poder besarle cuando lo necesitas, el no poder decirle lo mucho que le amas en persona, en no poder acariciarle...cuando quieres demostrarle que por el darías la vida.
Las noches amargan si no le oyes respirar junto a ti, si no puedes abrazarte a él para sentirte bien, protegida...
Sólo somos felices cuando por un pequeño tiempo, unos días, conseguimos vernos... Son esos momentos en los que me parece que el tiempo no es tiempo, es un suave susurro de los días...
Ahora entiendo la famosa frase de 'el tiempo es oro' pues es lo único valioso que tenemos, la única cosa capaz de hacernos feliz o de destrozarnos, pues pasa el tiempo para que llegue el día para poder verlo, pero pasa aún más veloz para separarnos.
El tiempo... el tiempo no para nunca, el tiempo no entiende de felicidad o sufrimiento, simplemente es eso, algo medible, algo que no se puede ver pero sí sentir.
A veces... cuando estoy con él, quiero saber apreciar cada respiración que tomo estando a su lado, cada sonrisa, cada palabra que digo... Quiero detener el tiempo, romper las agujas del reloj, inhalar desesperadamente la máxima felicidad y guardarla en mi interior, para que en mis momentos de soledad, pueda conservarla conmigo...
Es tan horrible saber que te tienes que despedir, que debes partir y alejarte de un vital motivo de existencia...
Por mucho que quiera concienciarme, no podré. Cada despedida, es igual. Siempre hay lágrimas de por medio, siempre hay anhelos, deseos de verle de nuevo, recuerdos que dañan el alma cuando él no está.
Dormir sola, y no abrazarte a él, si no a tu única compañera en esos momentos; la fría soledad. No besarle a él, sino besar a la triste oscuridad, tocar la cruel tristeza antes que su cuerpo.
Aún pasándonos esto, sé que sí soy consciente de algo. La distancia puede alejarnos, pero no del todo, no tiene el poder de hacer que nuestro amor se rompa. Es todo lo contrario... hace nuestro amor más fuerte.
Alguien me dijo algo que me marcará por siempre; La distancia crea amores fuertes.
Y es verdad... la distancia puede alejarnos, pero al mismo tiempo nos une con una cadena muy fuerte... nos encadena, nos mantiene unidos, y aunque sufrimos en lejanía, sabemos perfectamente que algún día volverá nuestra felicidad, que nada es eterno, que la felicidad no es eterna, es cierto, pero la tristeza tampoco lo es.
Y creo que él sabe que ni mil mares, ni mil obstáculos, ni mil problemas, ni mil lágrimas...pueden hacer que ese sentimiento tan poderoso que nació hace poco más de 4 meses, se desvanezca...
La distancia, el tiempo... son batallas que combatir, que vencer. Yo estoy dispuesta a luchar contra ellas, y morir en el intento... Sólo por alguien como él.

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