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domingo, 31 de enero de 2010

La inocencia de la infancia quiso revivir.



...Hoy, hoy me siento la niña pequeña que un día fuí. Ésa, a la que le da miedo enfrentarse al mundo, ésa...a la que le asustan tantas cosas. Hoy, sin querer de mi interior ha salido mi niñez, me he convertido de nuevo y por
un pequeño rato, en la pequeña insegura y asustada de años, muchos años atrás...
Me he convertido en aquella pequeña niña que necesita un regazo en el que llorar, llorar con lágrimas de cría, con motivos de niña mayor. Por un momento, he vuelto a ser aquella que no conocía la maldad. Tan sólo era...inocencia. He dejado atrás la personalidad que día tras día, he creado... para no pudrirme por dentro por la maldita sociedad, que nos vuelve malvados e insensatos.
He vuelto a ser por un pequeño instante, la que no sabía qué significaba el dolor...porque jamás nadie, había intentado herirme.
...He querido encerrarme, refugiarme de lo que me asusta, debajo de las sábanas... qué absurda acción, como si unas sábanas, pudieran protegerte de un asesino, de los problemas, del dolor...
Pero ¿sabéis qué? que me he sentido bien haciendo eso. A veces...no sé por qué, deseo ser la niña pequeña que un día fui. Porque los niños pequeños no conocen los verdaderos problemas, no sufren, no tienen que elegir, ni decidir, no tienen responsabilidades
puesto que tampoco tienen libertad [en esto último no me gustaría volver a ser una niña].
Pero a veces... necesito un abrazo de alguien querido, unas palabras de aliento, una nana para dormir, un beso en la frente de buenas noches, unos mimos, e imaginación, sueños e ilusiones que siempre...desde pequeña he creado. El mundo actual, las circunstancias... hacen que quiera escapar de mí misma. Convertirme
en lo que un día fuí y nunca seré ya... En algo inocente y dulce, una persona alejada de toda la mierda que nos rodea.
Sé pequeña y serás ignorante, sí, pero ojos que no ven...corazón que no siente.

sábado, 23 de enero de 2010

'Despierta, llegó la hora de ser feliz'

Hoy es uno de esos días en los que la sonrisa de Emily, no se encuentra con ganas de asomarse a la comisura de sus labios. Bebe un poco de su café, el cual aún permanece caliente, y deja salir un leve suspiro con sabor a tristeza. Sus pupilas miran con detenimiento la ventana, empapada de gotitas que no dejan de caer continuamente. En definitiva, el día invita a no salir de casa.
Sin querer... con su dedo empieza a dibujar un corazón en la ventana, trazando lentamente su figura. Y los recuerdos van inundando poco a poco su mente.
...Recuerdos.
Empieza a recordar cómo muchas noches lluviosas, entre el silencio y la oscuridad, su dedo trazaba un recorrido por la suave piel de aquel chico. Se quedaba largas noches mirando, cómo aquel joven, que resultaba ser el amor de su vida, dormía a su lado. Verle dormir, le daba tranquilidad. No le importaba quedarse las noches en vela, observándole, o acariciándole.
...Esa tranquilidad, era la que le faltaba en esos momentos. No había día en el que no le necesitara, en el que no necesitara estrecharse en sus brazos, para sentirse de nuevo como esa niña pequeña que a veces necesita volver a ser. Ni en el lugar más seguro de la tierra se sentiría más protegida que en sus brazos. A veces... sólo necesitaba un cálido abrazo de aquel chico, para volver a sentirse segura. Necesitaba un abrazo, y un beso... cosas que no poseía en esos momentos.
Así que Emily, cansada ya de tanto recordar que él no estaba ahí, se prometió a sí misma, convertirse en la bella durmiente del siglo XXI. Una bella durmiente... que dormiría hasta que su 'príncipe' llegara de nuevo, con un beso la despertara y le dijera 'Despierta, llegó la hora de ser feliz'

Una bella durmiente que... sólo viviría para estar a su lado, y que dormiria en su ausencia.

jueves, 21 de enero de 2010

Aquella niña... creció como persona.




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Hola, soy yo. Sí...yo, aquella niña chica insegura, aterrorizada por su pasado, su presente, y su incierto futuro.
Aquí me ves, viviendo la vida, después de todo. Quién lo diría... ¿Verdad? Quien diría hace unos años, que hoy, yo estaría pisando firme, siguiendo hacia adelante, y haber conseguido una meta. Sí, lo conseguí querida amiga, conseguí ser feliz, ese es el verdadero motivo por el que ahora me enfrento a la vida, le planto cara y alzo la mirada, sin miedo a nada. Cada día me levanto, sin miedo a vivir, sin miedo a el qué dirán, sin miedo a caer. Tengo seguridad en mí, alguien me la da, alguien me da el aliento y la fuerza para actuar como actúo. Él... sólo él es el culpable de que yo sea feliz, de que ahora, pueda disfrutar de hasta la cosa más simple de esta vida.
Y a veces... le dedico una mirada al pasado. Observo con detenimiento cada hora, minuto y segundo de dolor que yo pude vivir... dolor, que me impedía apreciar lo maravilloso que es vivir. Y que a pesar de todo, gracias a ese dolor, aprendí a existir.
...Aquella niña que conociste, allá quedó en el pasado, querida amiga... quedará enterrada en mi interior, por si algún día quiere salir y revivir, pero la mayor parte del tiempo, me verás a mí. Menos frágil, menos dolorida que antes...con un largo camino por delante que seguir, al lado de la persona que me lo ha regalado TODO, todo lo no material, todo aquello que jamás podrías imaginar.

Sólo te diré algo más, compañera: Enamórate... enamórate y descubrirás lo que puedes llegar a ser. Enamórate y verás que con amor, todo, absolutamente todo... es más fácil.
Endúlzate el corazón, déjate empapar por ese sentimiento... pues es el mejor medicamento, el mejor calmante, la mejor medicina...para tu sufrimiento. Enamórate, y ten por seguro, que serás feliz.


...Porque la mejor cosa que puede ocurrirte es que ames, y seas correspondido.

lunes, 4 de enero de 2010

Disfruta de tu corta pero intensa felicidad.

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Nunca nos paramos a pensar, o a disfrutar, en todos los momentos de nuestra existencia, y por ello... nos lamentamos demasiado tarde de no haberlos aprovechado lo suficiente.
Realmente apreciamos dichos momentos cuando sabemos que no durarán lo que no gustaría. Nada es eterno... por dicha razón, la felicidad, NO es eterna.
Mi historia, me hace reflexionar sobre dichas cosas, sobre vivencias, recuerdos, felicidad, y sobretodo, DISTANCIA...
Estoy enamorada de una persona increíble, capaz de hacerme volar cuando sólamente sé caer, capaz de hacerme sonreír cuando mi alma está rota.
Vivimos lejos... MUY LEJOS. No disfrutamos de tantos momentos como las parejas normales, que se ven todos los días. Ambos sufrimos, la distancia nos condena a estar pensando constantemente en el otro, si está bien, si respira, si es feliz... Vivimos sufriendo dicha lejanía, el no poder besarle cuando lo necesitas, el no poder decirle lo mucho que le amas en persona, en no poder acariciarle...cuando quieres demostrarle que por el darías la vida.
Las noches amargan si no le oyes respirar junto a ti, si no puedes abrazarte a él para sentirte bien, protegida...
Sólo somos felices cuando por un pequeño tiempo, unos días, conseguimos vernos... Son esos momentos en los que me parece que el tiempo no es tiempo, es un suave susurro de los días...
Ahora entiendo la famosa frase de 'el tiempo es oro' pues es lo único valioso que tenemos, la única cosa capaz de hacernos feliz o de destrozarnos, pues pasa el tiempo para que llegue el día para poder verlo, pero pasa aún más veloz para separarnos.
El tiempo... el tiempo no para nunca, el tiempo no entiende de felicidad o sufrimiento, simplemente es eso, algo medible, algo que no se puede ver pero sí sentir.
A veces... cuando estoy con él, quiero saber apreciar cada respiración que tomo estando a su lado, cada sonrisa, cada palabra que digo... Quiero detener el tiempo, romper las agujas del reloj, inhalar desesperadamente la máxima felicidad y guardarla en mi interior, para que en mis momentos de soledad, pueda conservarla conmigo...
Es tan horrible saber que te tienes que despedir, que debes partir y alejarte de un vital motivo de existencia...
Por mucho que quiera concienciarme, no podré. Cada despedida, es igual. Siempre hay lágrimas de por medio, siempre hay anhelos, deseos de verle de nuevo, recuerdos que dañan el alma cuando él no está.
Dormir sola, y no abrazarte a él, si no a tu única compañera en esos momentos; la fría soledad. No besarle a él, sino besar a la triste oscuridad, tocar la cruel tristeza antes que su cuerpo.
Aún pasándonos esto, sé que sí soy consciente de algo. La distancia puede alejarnos, pero no del todo, no tiene el poder de hacer que nuestro amor se rompa. Es todo lo contrario... hace nuestro amor más fuerte.
Alguien me dijo algo que me marcará por siempre; La distancia crea amores fuertes.
Y es verdad... la distancia puede alejarnos, pero al mismo tiempo nos une con una cadena muy fuerte... nos encadena, nos mantiene unidos, y aunque sufrimos en lejanía, sabemos perfectamente que algún día volverá nuestra felicidad, que nada es eterno, que la felicidad no es eterna, es cierto, pero la tristeza tampoco lo es.
Y creo que él sabe que ni mil mares, ni mil obstáculos, ni mil problemas, ni mil lágrimas...pueden hacer que ese sentimiento tan poderoso que nació hace poco más de 4 meses, se desvanezca...
La distancia, el tiempo... son batallas que combatir, que vencer. Yo estoy dispuesta a luchar contra ellas, y morir en el intento... Sólo por alguien como él.