Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Empezaron los "por qué"


Creo que empecé a darme cuenta aquella noche fría de abril, en la que me dejaste tu chaqueta de traje, cuando la sentía protegiendo mis hombros del gélido clima. Sé perfectamente que no me sentía protegida por ella, sino por el hecho de que fuera tuya. Lo notaba, lo podía sentir. Podía apreciar ese bienestar que ello me proporcionaba. Comencé a comprender que, aunque quizá, ese gesto fuera para ti, tan solo un gesto de amabilidad, de cortesía, para mí había sido algo más. Empezaba a anhelar. Empezaba a sentir esos nervios. Recuerdo que muchas veces esa noche, me acaricié ambos brazos para sentirme mejor. Quería sentir que era tuya. Nunca antes se me hubiera pasado por la cabeza tal ambición. O quizá sí. Hacía ya un par de días desde que empecé a apreciar demasiado cada cosa tuya que te caracterizaba. Tu colonia, tus camisas a cuadros... pero creo que fue esa noche, en la que quise darme cuenta. Esa noche yo me preguntaba, "por qué" me sentía bien. Y no necesité respuesta. No hizo falta pensar. Lo sabía. Tan solo, lo sabía.