Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

lunes, 29 de octubre de 2012

Ego vs Ego




Tiemblo, dudo, me desespero. Me agarro del pelo y trato de relajarme, sin éxito. Amanecer supone luchar de nuevo. ¿Estoy preparada, realmente estoy preparada? Tengo experiencia acumulada, puntos extras, sé a qué me enfrento. A mí misma. Parece poco, hasta que ves la separación de mi ego en dos, hasta que ves la forma de mi otro yo, tan horrenda, tan temeraria. Y me pregunto, ¿De verdad que esa es mi otra yo? Desde el exterior, en el espejo, yo me veo bella, no me veo monstruo que se alimenta de mis preocupaciones. Ese yo, que vive dentro de mí, que me ahoga, que me aprieta, que no me quiere dejar vivir y que sin embargo, no puede vivir sin mí. Y yo parece ser, que tampoco sin él. Me niego a creerlo, quiero ser libre, cortar estas cadenas que me unen a ese ego que ni siquiera sé por qué es mío, no me representa. Me cuesta respirar, me está ahogando hasta tal punto que las lágrimas se asoman furiosamente por mis ojos. Está venciéndome con su afilada y larga espada. Me atraviesa y me parte en dos, una y otra vez. Tengo armas, pero no sé cómo usarlas. No hay tutoriales para saber cómo enfrentarse a una misma. Siento que me desmayo, que pierdo toda clase de conocimiento. La escena se queda en blanco. No es un simple juego, esto no es un juego. Es mi vida y soy yo, tratando de escapar de mí. Pero por mucho que grite, nadie puede oírme. Mi ego me apresa. Déjame salir, déjame. Game over para mí, game over. 

Te odio, te odio tanto, mi otro yo. Te dedico estas palabras, ahora que me tienes aquí moribunda. Quiero que sepas lo mucho que te odio. Sabes que yo no soy así y tú me haces serlo. Algún día, acabaré contigo, aunque ello me suponga perder la vida misma.

Lunes.



Van trajeados hasta el alma, intentando disimular que a ellos también les molesta el hecho de que ya sea lunes. Viajan en metro o en coche, escuchando música clásica para aliviar su congoja. La ciudad despierta, poniendo en marcha su ajetreo diario, su contaminación, su estrés. Cercanías, trenes, autobuses. Parejas despidiéndose, gente yendo a la universidad, gente, en su totalidad, invadida por sus más oscuros pensamientos de lunes.
 Lunes, sinónimo de empezar de cero, sinónimo de tediosa rutina, sinónimo de tristeza en el contaminado aire. Pero cuando van pasando las horas, el lunes se va relajando, va dejando de apretar nuestros delgados cuellos, nos deja descansar, agotados, en la cama. Pero hasta que eso ocurre, tenemos que andar sobre él, intentando no perder ni un segundo el equilibrio. Suspiramos, estornudamos, nos limpiamos. Creemos que es un simple resfriado, pero  no nos engañemos, es la alergia al lunes. Voy en bus, miro sus caras; están dispersas. Algunas me observan minuciosamente y vuelven su mirada al frente o a sus pies. Siempre que estamos pensando, miramos al horizonte intentando hallar respuestas, o a nuestros pies, intentando que nadie pueda adivinar qué pensamos. Intentamos refugiarnos en nuestros pensamientos aunque más que salvarnos, nos ahogan. Pero es lunes, mañana será martes, y aunque nuestros pensamientos tan oscuros sean iguales, habrá pasado un día, ya sabremos andar por el delgado hilo de la rutina. Hablar de los lunes, qué cosa tan banal. Pero nadie me quitará la razón sobre que, en los fines de semana, uno vive en su propio paraíso y viaja donde puede o quiere, pero se aleja del ajetreo. A veces necesitamos tranquilidad, un abrazo, algo que nos diga que la semana irá bien. Vivir no es fácil, los lunes no son fáciles, pero hay detalles que pueden ayudarnos a sobrevivir a esta multitud de semanas, meses, años.

martes, 9 de octubre de 2012

Hastío.

Me pregunto cómo es el color de la soledad. Sé que es gris, con algunas motas negras. Pero la soledad no es solo un sentimiento, se vive en cualquier parte. Es un banco vacío, una lágrima que no se escucha, un lamento mudo, una sonrisa de pega que la precinta. Es las 5 de la madrugada frente al ordenador, es la capacidad de andar sola por callejones oscuros y no lamentarte por ello. Es saber andar hacia adelante sin arrepentirte, porque nadie va a negarte nada.

Yo tengo solo media soledad. Es como tener un pie en el hielo y el otro en calor. Media parte de mi corazón es gélida y la otra mitad se mantiene viva. Tengo una mano cogida por la tuya, y la otra sometida a entropía.


Al menos te tengo a ti...