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martes, 31 de enero de 2012

Anyway

No sé quién siguió los pasos de quién. No sé si fuiste tú quien comenzó a seguirme, o si fui yo, quien quiso seguir tus pasos...
Lo que importa es que detrás de estas huellas que dejamos atrás tú y yo, hay una historia fuera de lo común. O quizá, es lo que siempre se dice. "Esto es especial, más que ningun otro vínculo existente". No lo sé.
Lo que sí sé, es que nació de un vínculo de fuerza. Un vínculo cuyas raíces comienzan a emerger en un corazón agrietado, protegiéndolo, haciéndolo más fuerte. Quizá esto nunca hubiera existido si este corazón no hubiera cobrado la fuerza necesaria como para intentar vivir de nuevo. Es especial, porque yo aprendí de ti, y supongo, que tú aprendiste de mí. Nos dimos la mano subiendo la montaña, pegados a sus paredes, por miedo a caer al abismo. Nos ayudamos a subir a lo más alto. No dábamos un paso hasta que el otro estuviera a la misma altura. Y por fin... respiramos el oxígeno de la cima. La nieve caía sobre nuestros cuerpos y entendimos, que ese lazo, no se rompería nunca y que con la llegada de la primavera, inevitablemente, sería tan solo la base, las raíces, que alimentarían a un vínculo más estrecho... y así, como hiedra que crece y crece, atándonos a su irremediable naturaleza...

sábado, 7 de enero de 2012

Alquimia

Ese era su regalo de despedida. Uno de sus primeros zapatos, su primer juguete. ¿Qué pretendía con eso? Nunca supe qué se escondía detrás de su inocente gesto. No podía aceptarlo, eran regalos demasiado importantes. Me sentía halagado de manera indescriptible. ¿Tan importante era yo para ella, que quería regalarme todo aquello...? Le dije que no podía aceptarlo, que era superior a mis fuerzas. No me sentía capaz de recibir cosas tan importantes. Ella sonrió, y me dijo -"De acuerdo" con una sonrisa. Pareció ser que me entendió. Estuve días sin saber de ella, me dijeron que se encerraba en su cuarto y de allí no salía. Una tarde me dijo que fuera a su casa, que tenía un regalo mejor para mí. Me dió un colgante con una piedra púrpura. Era tan vivo ese color que parecía que en algún momento, se convertiría en un ser con vida. Me miró sonriendo y mientras me lo ponía, miré hacia el suelo. Me fijé por un momento ya que había una marca extraña. Parecía un círculo de alquimia, y de repente, me acordé de algo.

- Lily, ¿Qué hiciste con los regalos que no acepté...?
A lo que ella, riendo levemente, respondió
- Bueno, dado a que tenían tanto valor simbólico para mí... tanto como el valor de la mitad de mi vida, he decidido comprimir todo ese poder.
Después de decir aquello y sentirme aún más desconcertado, se acercó a mi oído mientras tocaba el collar ya colocado en mi cuello;
"Yo te daré la mitad de mi vida, todos estos años que he vivido, y a cambio tú, me darás parte de la mía. Tan solo déjame entrar en ella..."

Y de repente, lo comprendí todo. 18 años se habían quedado atrapados en un collar que sobre mi cuello, contenía media vida de mi pequeña Lily.