Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

martes, 17 de marzo de 2015

Sin método aparente.

La locura, la ambición, la respiración entre cortada que se cuela entre estas palabras, el temblor, la ceguera, el desmayo. ¿Qué quiero decir, qué quiero decir aquí? Mis manos, mis manos son las que quieren hablar. Las voy a dejar seguir, no las pararé y que escriban, que escriban aunque quiera darle borrón y manchar el teclado de vísceras verbales.

Quién soy, ¿quién soy? Quién soy. ¿Soy la que un día fui? ¿Soy algo de lo que quedó ayer? ¿Alguien me conoce, sabe mi nombre? ¿Me ha conocido alguna vez, se acuerda de cómo era, cómo solía hablar, reír y besar? ¿Sabe si mi risa suena diferente cuando quiere sonar amable y dulce a cuando no puede evitar estallar en carcajadas propias de la más satírica hiena?  ¿Hay alguien que pueda contarme quién era yo y qué o quién soy ahora? ¿Por qué trato de hacer de esto una autobiografía? ¿Por qué escribo de mí, por qué a esta velocidad, por qué sin sentido ni coherencia, por qué tan repetitivamente que hasta llega a ser tedioso? ¿Por qué tantas preguntas? Por qué a veces tengo guerras dialécticas conmigo misma, por qué algunos días mi espejo es la mesa de debate y a este lado, yo soy la que abre fuego, y al otro, la que grita y no quiere escuchar, la que pone excusas y baja la mirada. Por qué hay días que me detesto y no me soporto y otros solo sé admirarme y amarme como la más ardiente de las amantes. Por qué soy yo la que más se quiere y la que más se odia, por qué un día me disparo en la sien y al otro me creo la emperadora de mi propio reino. Por qué hay días que cojo mi guadaña y no dejo títere con cabeza, y otras son las veces en las que yo soy la presa del cazador y venden mi piel para hacerse con ella un abrigo que poco resguarda del frío.  Por qué hay veces que soy yo la que pone precio a mi propia piel y espera a ser comida y degustada, y otros ladro y clavo mis colmillos a transéuntes que no tenían intención de mutilarme.

Por qué cada palabra que escribo parecen escupidas con desprecio aquí, por qué cada letra me parece tan ridícula y me juzgo así. Por qué soy mi propia justicia, por qué sostengo esta balanza entre perfección e inconformismo y mis pecados capitales. Por qué me condeno a cadena perpetua cada vez que fallo o me fallo, por qué disparo a bocajarro o me disparo y no me perdono. Por qué no tengo testigos presenciales de esta locura, por qué nadie está en el lugar de los hechos cuando de madrugada le resto el coste a mi vida.

Por qué, por qué, por qué.  Respira, suelo decirme a mí misma cuando esto sucede. Pero incluso el aire se conserva intoxicado por estas palabras. Inhalo vacío, exhalo desazón en un círculo vicioso.


Con el tiempo, el torrente de emociones acaba por disiparse. Aún con esto, por mi mente no deja de pasarse mi otra mitad a cuchichear, criticar, despotricar sobre lo que escribo.

"Qué mal lo haces", "Qué patética te ves" "Vaya calidad de mierda", "En cinco minutos estarás igual de inquieta, vaya pérdida de tiempo".  Siempre ella para desvalorar todo mi esfuerzo en desfigurarme y convertirme en palabras, palabras que realmente no sirven de nada. ¿O sí? ¿Esto trataba de ser algún tipo de relato metafórico de los que siempre escribo? Porque de ser así, no lo he conseguido. Siempre hablando de mí, de mí, de mí. No me soporto, hoy no me soporto. Mañana quizá observe en el espejo de arriba a abajo y tenga mi aprobación. Hoy no sé quién soy, no me reconozco y cada vez sé menos en qué me estoy convirtiendo.



Whø is Blurryface? and why does he want me dead?  



No hay comentarios:

Publicar un comentario