Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

jueves, 8 de enero de 2015

Solo me quedan las palabras y este recóndito lugar.

Bien, no sé muy bien cómo decir o escribir esto. Hoy no quiero adornar mis inquietudes con figuras retóricas, personificaciones y metáforas. Hoy quiero hablar de forma directa y concisa, al menos siento que debo hacerlo pero no sé si me va a salir.


Me siento esa quinceañera que escribe en su diario debajo de las sábanas, para que nadie más pueda leer lo que le atormenta, lo que se le pasa por la cabeza, lo que quiere que nadie, nunca encuentre. Y quiero que esto no lo lea nadie, pero en realidad es un blog, me siguen varias personas y además es público; cualquiera podría leerlo. Pero quizá no es tan grave si lo lee cualquiera que no sea el destinatario, porque esto planea (o planeaba ser, ya no lo sé) un atentado, una bomba al corazón ajeno, una declaración de amor implícita en cada palabra, un tiroteo sin piedad al corazón de ese destinatario. Técnicamente, le estoy sentenciando a muerte con estas palabras, o mejor dicho, me estoy sentenciando yo, exponiéndome, descubriendo mi caparazón. Qué cobarde puede parecer esto, a mi edad y no tener las agallas suficientes a coger el teléfono y disparar con mi voz palabra por palabra, intención tras intención.  Pero no es tan sencillo. Así que, intentaré cuidar cada detalle en esto que voy a decir, con la esperanza - o desesperanza- de que lo encuentres y, no sé, no sirva para nada pero al menos así... sepas qué callan mis canciones dedicadas, mis silencios, mi distancia, mi dolor subtitulado.

Qué. Qué es esto. Qué ha pasado. ¿Puedes tú explicármelo? Porque no lo entiendo, no entiendo nada, he olvidado todo lo que creía saber sobre mi corazón, ese que he mantenido maniatado para que no pudiera latir más de lo estrictamente necesario. Qué has hecho, qué ha pasado. Dímelo, por favor. Hacía tanto que no escribía estas palabras, hacía tanto que no sentía la necesidad de escribir por alguien, hacía tanto que no temblaba de esta manera, hacía tanto que no tenía ganas de partir un trozo de mí y dárselo a otra persona, hacía tanto que no soñaba, que no anhelaba, que no me ponía nerviosa y decía cosas sin sentido, que perdía el sentido de la orientación y echaba andar y a andar sin rumbo porque poco me importaba dónde me llevaba el camino si era en buena compañía. ¿Qué has hecho conmigo? ¿Es que no puedes oír mis ruegos, mis gritos, mis taquicardias? Estoy asustada, he visto la luz y no creí que fuera a cegarme así. Creí que sería la luz de una estrella fugaz que solo aparece unos tres segundos y luego se va, se desvanece y tan solo te queda un buen recuerdo. A lo mejor tú eres esa estrella fugaz. No niego que portes la misma intensidad en tu luz, en tu mirada. Pero lo que no me atrevo a aceptar es que eres fugaz o lo has sido. No sé en qué punto me encuentro. Quizá me arrepienta y borre esto, es exponerse, es vender la piel de cordero esperando que no lo degollen. Es exponerse de nuevo, eso que tanto trabajo me ha costado hacer y que contigo ha sido algo innato. Has destruido todas mis piezas, toda la armadura que había montado para que nadie osara desafiarme ni romper mis barreras, mis muros de contención. Has hecho que vuelva a creer en lo increíble, he vuelto a derramar lágrimas de gozo. Todo eso que creía haber olvidado con los años y se me presenta todo en forma de ojos verdosos y sonrisa sanadora y regenedora de luz.   Esto no puede ser un error, me niego a creerlo. No puede ser un error si cada duda de mi cabeza desapareció en cuanto tu imagen se quedó retenida en mi pupila. Como un asteroide impactando contra el planeta, como esa luz cegadora que cambia el color de las cosas. Como ese nerviosismo en el estómago que me impide comer, beber, dormir.



En mi cabeza, todo ha sido perfecto y aún lo sigue siendo. Quisiera arriesgarme a averiguar si el trazo y estela de esta historia se prolongaría hasta el infinito o si al menos, caminar por esta cuerda de funambulista sería una experiencia inolvidable. Me moriría de ganas (y de hecho, ya me estoy muriendo) por saberlo.  Pero te pierdo, te perderé, tampoco sé en qué punto me encuentro. Ahora no hay espacio, ni tiempo. No hay estrellas fugaces, no hay asteroides, ya no está ese big bang que originó un nuevo comienzo. Te pierdo, te pierdo por momentos, puedo sentirlo. Cuarenta y ocho horas fueron suficientes para retener en mi memoria lo más importante de ti. Pero los brazos se me cansan de sostener recuerdos que no se sostienen, que ya no se vuelven a vivir, que empiezan a desvanecerse. Se me cansan los brazos de intentar esperarte, y los ojos de soñarte tanto y tanto. Se me apaga la llama, la luz interior, la cegadora claridad en una noche tan oscura. Se me apaga porque las cosas más valiosas y preciosas no duran para siempre y tú  no eres eterno. Y te me has acabado, chico de ojos camaleónicos. Te me has acabado porque las cosas preciosas, bonitas y valiosas, no pueden poseerse. Y no eres mío, aunque por un momento creí que lo serías - y aún lo sigo creyendo como una ciega, como una tonta-

No te he tenido y ya te he perdido, cuán injusta es esta vida que me da a probar el más dulce sabor de la miel y me lo arrebata justo cuando voy a cerrar los labios para degustarlo. No eres mío y ojalá algún día lo seas porque yo no voy a poder olvidarte. No puedo. Se me quiebran los pedazos por dentro, me has dejado aquí desnuda sin mi armadura y fría. Me he quedado sin tu calor, sin tu dulce voz - mi nana en las noches más oscuras-

No te he tenido y sin embargo, te voy a colocar en el cajón de los recuerdos más bonitos que he tenido jamás, solo para aquellos valientes que consiguieron desarmar mi armadura, para esos valientes caballeros que indagaron e indagaron para poder dar con la recóndita, escondidita y pequeña yo interior, la más verdadera de todas.

Y... ¿sabes qué? Si quisieras, podrías batirte de nuevo en duelo conmigo y esta vez, te desarmaría yo a ti. Sabes que nunca me rindo aunque acabes venciendo tú siempre.

Pero esta no es mi guerra y debo irme en mi corcel. Mi caballo dejará sus pasos en la nieve, seguramente en primavera acaben por desaparecer para siempre, pero aún queda para primavera. Espero que entiendas lo que quiero decir.




Fdo:
Una jodida idiota,


Posdatahttps://www.youtube.com/watch?v=Lgl442HpK-Q

No hay comentarios:

Publicar un comentario